Sorprendentes imágenes reveladas: Una mujer graba en secreto una parada policial

A Jenny se le aceleró el corazón y cada latido resonó en sus oídos mientras se enfrentaba a la inesperada petición del agente. Su mente era un torbellino de confusión y miedo. ¿Qué podía hacer en esta situación? Sus palmas, resbaladizas por el sudor nervioso, temblaban ligeramente sobre el volante. Aquello parecía serio y tenía un mal presentimiento sobre cómo podría acabar.

La desesperación se apoderó de sus pensamientos, instándola a encontrar una forma de ganar tiempo. Necesitaba una distracción, cualquier cosa que desviara la atención del agente. «Hazle una pregunta, desconciértale», le gritó su mente en una súplica silenciosa y urgente. Aferrándose a esta pequeña estrategia, Jenny se aclaró la garganta, tratando de enmascarar su ansiedad con una apariencia de calma. Se volvió hacia el agente, con la voz más firme de lo que sentía, dispuesta a ejecutar su improvisado plan para ganar tiempo.