Lily se esforzó por decirlo. «Gerry, Gerry…» lo intentó, pero a la niña no le salía la palabra. «Lily, ¿estás en casa ahora?» Preguntó Susan. «¿En casa? Sí. Estoy en casa», respondió Lily.
«¿Hay alguien más en casa contigo?» Continuó Susan. Siguió un largo silencio. «Tengo hambre», dijo finalmente Lily, con la voz entrecortada por una mezcla de hambre y miedo. La preocupación de Susan aumentó. Decidió abordar la situación con más cautela.