Piratas secuestran un yate: Cómo la valiente maniobra de un pasajero lo cambió todo

Ethan salió disparado hacia el camarote del capitán, con el corazón latiéndole furiosamente en el pecho como un tambor de guerra. Cada paso parecía un trueno en los estrechos pasillos, el sonido reverberaba en las paredes pulidas y creaba una cacofonía rítmica que coincidía con su pulso acelerado.

La urgencia del momento le empujaba hacia delante, con la respiración agitada y entrecortada que empañaba el aire con cada exhalación. Las piernas le ardían por el esfuerzo y su mente barajaba escenarios tácticos mientras navegaba por los vericuetos de los estrechos pasillos del yate.