Cuando por fin se reunió con ella, su voz era un susurro agudo, impregnado de pánico, pero firme con autoridad. «Laura, escucha con atención. Ve a nuestro camarote ahora mismo y cierra la puerta tras de ti.
No importa lo que oigas, no abras a nadie. Te lo explicaré todo en cuanto pueda. Sólo mantente a salvo» La voz de Laura temblaba de miedo, pero contenía una nota de determinación. «Entiendo. Iré enseguida»