La urgencia de su tono no admitía discusión. En un instante, la serena atmósfera se transformó en caos. La tranquila tarde, llena de risas y relajación, se hizo añicos cuando el grito de Ethan resonó por todo el yate.
Los pasajeros, que habían estado descansando en la más absoluta ignorancia, se sobresaltaron y entraron en acción. La conmoción se convirtió rápidamente en frenética agitación, y sus rostros mostraban miedo, confusión e incredulidad. Los gritos agudos y desgarradores cortaron el aire mientras la gente buscaba desesperadamente un lugar seguro.