Pensaban que robar un tren de mercancías sería fácil, pero un trabajador se interpuso en su camino.

El trayecto hasta el vagón 4 se alargó insoportablemente, cada paso lleno de expectación y temor. La mente de Martin bullía de posibilidades: ¿Ethan estaba acorralado? ¿Se habían colado ya los ladrones? La falta de información le carcomía y el suspense convertía cada segundo en una eternidad.

Ethan se apoyaba en la puerta del vagón 4, con los brazos temblorosos, para resistir los incesantes golpes del otro lado. Los ladrones gritaban y sus palancas rozaban el marco metálico mientras intentaban abrirla.