Un oso panda irrumpe en el hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

En un golpe de suerte, Peter había traído consigo una fuerte cuerda. La examinó cuidadosamente y se dirigió a Hana con un plan. «Esta cuerda aguantará mi peso. Descenderé para averiguar qué hay ahí» Hana vaciló, con la mente agitada por el temor a que las cosas salieran mal.

Las dudas la corroían y se preguntaba si era lo bastante fuerte para sostenerlo. Notó que las manos de Peter temblaban ligeramente mientras se preparaba para el descenso. Respiró hondo y comenzó a descender por el borde del pozo. Hana agarró la cuerda con fuerza, dándose cuenta de que su viaje a las enigmáticas profundidades del pozo estaba en marcha.