Un oso panda irrumpe en el hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

El oso panda condujo rápidamente a Hana fuera del hospital y hacia el bosque. La sensación de urgencia crecía a su alrededor, haciendo que cada crujido de las hojas y cada lejano ulular de los búhos parecieran más intensos. La luz de la luna añadía al bosque un aire misterioso y ligeramente tenebroso. Hana sintió que tenía que confiar en el oso panda, aunque todo se estaba volviendo más misterioso y un poco aterrador.

Con dedos temblorosos, Hana sacó su teléfono y marcó el número de Peter, un simpático experto en animales. Cuando Peter contestó, su voz fue una presencia tranquilizadora en medio de toda la incertidumbre. «Hana, ¿qué ocurre?», le preguntó con auténtica preocupación en el tono.