Un oso panda irrumpe en el hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

A pesar de sus dudas, Hana estaba decidida. «Tendré cuidado», promete, y se acerca al oso panda lentamente, pero con confianza. Los agentes, aún indecisos, decidieron quedarse atrás y vigilarla de cerca.

Hana siguió al oso panda mientras la guiaba por los pasillos del hospital. Las luces brillantes zumbaban suavemente, creando sombras que se movían en las paredes. El oso panda caminaba con determinación, como si supiera exactamente adónde se dirigía. Hana sintió que el corazón le latía deprisa, impulsada tanto por la emoción como por la curiosidad.