Un oso panda irrumpe en el hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

«Mira, quiere que le sigamos», dijo Hana en voz baja, con una voz llena de asombro. Los policías, al ver el inesperado movimiento del oso panda, dudaron y se llevaron instintivamente las manos al cinturón, preparados para cualquier amenaza. «Señora, no es seguro», advirtió un agente con voz preocupada, reflejando la incertidumbre de la situación.

Hana, sin embargo, quedó cautivada por el comportamiento del oso panda, olvidando momentáneamente su miedo. Comprendió que se trataba de una coyuntura crítica, una oportunidad para descubrir la verdad que se ocultaba tras los misteriosos sucesos de la noche. «Tengo que ver adónde nos lleva», insistió, con una mezcla de determinación y asombro en la voz. Los agentes intercambiaron miradas cautelosas, claramente divididos entre su deber de protección y la naturaleza inusual de la petición.