Charlotte contempló el caos organizado con asombro. Pensar que se había dedicado tanto cuidado y pericia a analizar su humilde cuadro, todo por el misterio de un moribundo. Sintió una oleada de gratitud por la generosidad de aquel desconocido.
El historiador sonrió amablemente ante su asombro. Luego, con un brillo en los ojos, se hizo a un lado para revelar lo que sus esfuerzos habían descubierto. Se aclara la garganta y le dice que ha encontrado el secreto. Estaba oculto bajo la capa de pintura todo este tiempo. Según el experto, Paul ocultó algo hace cincuenta años pintando encima.