Durante casi cincuenta años, el cuadro estuvo colgado en casa de Paul y Charlotte. Durante todos estos años, Charlotte no tenía ni idea de que el cuadro escondía un secreto. Pero después de todo este tiempo, el secreto del cuadro sería revelado. Explicaría muchas cosas.
Sin embargo, el destino dio un giro cruel. Paul enfermó repentinamente y su salud se deterioró rápidamente. Antes de que se dieran cuenta, estaba confinado en su cama, incapaz de levantarse. El médico les hizo una visita muy grave y, con pesar, informó a la pareja de ancianos de que no podía hacer nada más por Paul. Le quedaba poco tiempo. Les aconsejó que llevaran a Paul al hospital lo antes posible. Era la última esperanza de Charlotte.