Sus amigos del colegio le decían que estaba cambiando, pero Sindy no entendía qué era lo que estaba cambiando en ella. Sí, estaba atravesando una crisis de identidad, pero ¿quién no lo haría en su situación? Mirar a sus padres siempre le planteaba muchas preguntas sin respuesta.
Al final del undécimo curso, Sindy era una niña distinta de la que era a los doce años. Por supuesto, todos los niños cambian durante la pubertad, pero a Sindy le ocurría algo más peculiar. Se estaba formando una identidad sin sus padres, basada en un secreto del que aún no era consciente.