Emma, habiendo previsto esta reacción, siguió con la conversación. «Amelia, siento cómo terminaron las cosas entre Aaron y tú, pero sabotear mi negocio no es la solución. ¿No podemos encontrar una forma de dejar esto atrás?» La ira de Amelia estalló. «¿Crees que una simple disculpa lo arreglará todo? Su voz se hizo más fuerte, atrayendo la atención de los clientes cercanos.
Aaron mantuvo la calma, con voz suave pero firme. «Amelia, siento mucho el dolor que te he causado, pero tienes que confesarlo» Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Amelia mientras su ira se convertía en una confesión lacrimógena. «¡Bien! ¡Sí, lo hice! Quería arruinar tu salón porque estaba enfadada y dolida. ¿Estás satisfecha ahora?»