Emma respiró hondo, sintiendo el peso de la situación. «Te creo, Megan. Sé que no harías nada malo deliberadamente. Pero tenemos que abordar esto como es debido y descubrir por qué esta mujer nos acusa por Internet.»
El instinto de Emma le decía que había algo más que un mal servicio. Emma y Megan se sentaron a revisar los registros de la clienta. Emma y Megan decidieron profundizar, decididas a llegar al fondo de la situación.