Laura vaciló al otro lado de la línea. «En realidad, Emma, hubo un incidente hace unos meses. Se encargó de ello una de las estilistas junior, Megan. Al parecer, el cliente tenía varias quejas. Pensé que se había resuelto, pero supongo que no»
Emma sintió que se le hacía un nudo en el estómago. Había confiado en que su personal trataría a cada cliente con cuidado y profesionalidad, y esta revelación era preocupante. «Laura, ¿puedes pedirle a Megan que venga mañana temprano al salón y hable conmigo de esto?»