La pregunta que la atormentaba día y noche era: ¿por qué? ¿Qué había hecho para merecer esta implacable serie de reveses? El peso de sus obligaciones financieras la agobiaba y cada vez le resultaba más difícil mantener el ánimo.
En medio de esta confusión, tenía que preparar la fiesta de anuncio de su compromiso. Se suponía que iba a ser una ocasión alegre, pero Emma apenas podía concentrarse en ella. Las luchas del salón consumían sus pensamientos, haciendo casi imposible reunir la emoción que el evento merecía.