Se levantó, con la inquietud recorriéndole la espalda. El sonido era inquietante, como si se moviera a su alrededor, viniendo de diferentes direcciones. Nathan avanzó con cautela y observó el espacio. No había nadie, no había movimiento. Todo estaba como debía.
Nathan dudó, todavía inseguro. Los sonidos habían sido tan reales, tan tangibles. Volvió a mirar a su alrededor, observando las sombras de los rincones. Todo estaba en su sitio, no había señales de perturbación. Exhaló bruscamente, tratando de calmar su acelerado corazón, recordándose a sí mismo que sólo era el cansancio jugándole una mala pasada.