Los ladrones atacan una casa de subastas, ¡pero no esperaban que lo hiciera la guardia nocturna!

Sin embargo, Henry no le dio importancia y lo atribuyó a la paranoia; después de todo, pensar era su vicio. Tal vez había visto demasiadas series policíacas y su mente rellenaba huecos que no existían. Sacudió la cabeza, se obligó a olvidarlo y entró en el edificio para empezar su ronda.

A medida que avanzaba el día, la casa de subastas se preparaba para el gran acontecimiento de la noche. Valiosas obras de arte, artefactos antiguos y joyas raras llenaban la sala de exposiciones. El ambiente bullía con la excitación de los compradores potenciales que inspeccionaban los tesoros que esperaban conseguir.