Los ladrones atacan una casa de subastas, ¡pero no esperaban que lo hiciera la guardia nocturna!

Tomó otro bocado y dejó que el pensamiento se asentara, con una pizca de orgullo calentándole mientras saboreaba su pequeña victoria. A la mañana siguiente, cuando Henry estaba terminando su turno, el director llegó antes de lo previsto tras haber sido avisado de la alarma silenciosa. Sus ojos se abrieron de par en par al contemplar la escena: cinta policial, agentes que se quedaban y, por supuesto, Henry con un aspecto un poco desmejorado, pero erguido.

«Henry, me he enterado de lo que hiciste anoche», le dijo su jefe, dándole una palmada en el hombro. «Fuiste más allá, salvaste el lugar. No tengo palabras para agradecértelo» Henry esbozó una sonrisa cansada y se encogió de hombros con modestia. «Sólo hacía mi trabajo»