Sin otra opción, Henry se puso en pie de un salto, agarrando el teléfono con fuerza mientras se dirigía a las escaleras. Atravesó las puertas de dos en dos y sus pasos retumbaron en sus oídos mientras se esforzaba por seguir avanzando.
Su conocimiento de la distribución del edificio le proporcionó una ligera ventaja a medida que avanzaba por las habitaciones y doblaba las esquinas. Se metió en un armario, con el corazón palpitante, y contuvo la respiración, escuchando cómo los pasos se acercaban.