Unos monos arrastran a unos cachorros – Un turista palidece al descubrir la verdad

Paseó por los terrenos del templo, absorbiendo la serenidad del lugar, sacando fotos de las estatuas y maravillándose del arte grabado en las piedras. Los monos corrían de un lado a otro, colgándose de los árboles con una gracia caótica.

La escena era a la vez divertida e increíble. La energía juguetona de los monos llenaba el recinto del templo sagrado. Fredrick había leído sobre lo astutos que eran, siempre dispuestos a agarrar cualquier cosa, desde gafas de sol hasta comida.