Un mono arrastra a su cachorro y su dueño se sorprende al descubrir la verdad

De repente, todo se hizo añicos. Los monos no estaban cogiendo baratijas por capricho. No se trataba de un robo al azar, sino de un plan meticulosamente elaborado. El corazón de Gabriel martilleó en su pecho cuando cayó en la cuenta de la horrible realidad.

El edificio en ruinas que había parecido tan inocuo era, de hecho, el corazón de una oscura conspiración. No era un puesto de avanzada abandonado, sino el centro neurálgico de una operación encubierta en la que se intercambiaban bienes robados por comida.