Un granjero encuentra a un caballo desaparecido 8 meses después; cuando se acerca, un escalofrío recorre su espalda

Cuando llegó al establo de Trueno, se le encogió el corazón. La puerta estaba abierta y el establo vacío. El pánico se apoderó de él y salió corriendo, gritando el nombre de Trueno en el aire fresco de la mañana. Pero no hubo respuesta, ni más sonido que el susurro del viento entre los árboles.

George buscó por todas partes: por el bosque, por las colinas, por la orilla del río. Los días se convirtieron en semanas y seguía sin haber rastro de Trueno. Colgó carteles, hizo llamadas telefónicas e incluso ofreció una recompensa. Pero a medida que pasaban las semanas, la esperanza empezaba a menguar.