Un granjero encuentra a un caballo desaparecido 8 meses después; cuando se acerca, un escalofrío recorre su espalda

Un sudor frío recorrió la piel de George. «¿Qué demonios?», pensó, pero no se atrevió a terminar la pregunta en voz alta. Fuera lo que fuese lo que se escondía detrás de su preciado semental, no parecía amistoso.

Había sido una fría mañana de finales de otoño cuando George descubrió por primera vez que Trueno había desaparecido. La escarcha temprana aún se pegaba a la hierba y la niebla se extendía perezosamente por los campos. Ese día, mientras caminaba hacia el establo, Jorge esperaba oír el familiar relincho de su amado semental, pero el establo estaba en un silencio sepulcral.