Un granjero encuentra a un caballo desaparecido 8 meses después; cuando se acerca, un escalofrío recorre su espalda

Delante de él, Trueno y su nuevo compañero viraron a la izquierda, desapareciendo tras una hilera de árboles. El corazón de George latía con fuerza en su pecho al llegar a la línea de árboles, apenas capaz de ver a través de las gruesas ramas y la maleza. Los sonidos de su huida se hicieron más silenciosos.

«No, no, no», murmuró George, con el miedo invadiéndole la voz. Se abrió paso entre las ramas y la áspera corteza le rozó los brazos mientras avanzaba. Sentía las piernas de plomo y cada paso le pesaba más que el anterior.