George parpadeó, su mente tartamudeaba para procesar lo que estaba viendo. La pequeña y extraña criatura trotó hacia delante, junto a Trueno como para revelar una parte de sí misma a George. La pequeña criatura lo miró, con sus ojos brillantes llenos de curiosidad, sin una pizca de amenaza en su mirada.
Jorge se acercó un paso, con el corazón aún palpitante. Pero antes de que pudiera acercarse del todo, la pequeña criatura volvió a moverse, esta vez mucho más rápido. Se alejó de Trueno y desapareció entre la hierba alta, casi como si hubiera sentido algo.