El comportamiento de Luna era diferente, su postura tensa y cautelosa. «¿Qué pasa, cariño? Dijo George con voz suave, intentando calmarla con una nana que solía cantarle antes de dormir. Pero no sirvió de nada; Luna no le dejaba acercarse más.
A pesar de la conmoción inicial, le invadió una abrumadora sensación de alivio y felicidad. Luna estaba viva Estaba bien El corazón de George se hinchó con una alegría que no había sentido en meses. Pero pronto un torbellino de preguntas se apoderó de su mente. ¿Por qué actuaba así?