Pero Daisy sólo retrocedió más, bajando la cabeza en una postura agresiva. Bill se alarmó al ver que estaba dispuesta a atacar si él se acercaba más.
«Tranquila», dijo Bill en tono amable, con las manos levantadas en un gesto tranquilizador. La confusión nublaba su mente. ¿Qué le había pasado a su querida búfala para que actuara de forma tan extraña?