Con el paso de los años, Jackie se había convertido para Heather y Sam en algo más que su ama de llaves. Para ellos era casi como de la familia. Jackie no sólo limpiaba, sino que también cocinaba comidas increíbles y cuidaba de su hijo con un toque maternal. Heather siempre pensó que conocía muy bien el lado amable y trabajador de Jackie.
Heather no estaba ciega. Sabía que los amigos de Sam hablaban a menudo de lo guapa que era Jackie. Y aunque reconocía el atractivo de Jackie, su confianza en Sam era inquebrantable. Heather creía que Sam había contratado a Jackie por sus habilidades, no por su aspecto. Heather siempre pensó que las cosas buenas que decía de Jackie eran por su trabajo, nada más.