La empleada de hogar no sabía que la estaban filmando: lo que captó la dueña fue impactante

«No puede ser…». El corazón de Heather latía con fuerza mientras miraba con los ojos muy abiertos la grabación de seguridad. No podía ser real. La mujer de la pantalla, en la que había confiado durante años, era una completa desconocida. Había desaparecido la persona cálida y cariñosa de la Jackie que creía conocer. En su lugar había una mujer fría y calculadora que a Heather le producía escalofríos.

Rebobinó la cinta una y otra vez, desesperada por encontrarle sentido. Pero cuanto más la veía, más se inquietaba. Pequeñas cosas que había descartado ahora tenían todo el sentido del mundo: un medallón extraviado, extrañas miradas fijas en fotos familiares. ¿Cómo había podido estar tan ciega? ¿Qué más había estado ocultando Jackie todo este tiempo tras su fachada?

«Dios mío», murmuró Heather, con el pulso acelerado. «¿Quién eres?». La revelación hizo añicos su realidad. Volvió a rebobinar, desesperada por encontrar una explicación, pero la persona que aparecía en la pantalla no era la que había contratado años atrás. A Heather se le heló la sangre cuando le vinieron a la mente imágenes de actos atroces. Lo sabía; en el fondo, conocía la terrible verdad. «Esto no puede ser…».