Sin el rastreador, no habrían podido asestar un golpe tan importante a esta operación ilegal. Todo empezó con un león gordo en libertad. De no haberlo presenciado él mismo, Paul podría haber pensado que se trataba de un cuento inventado. ¿No suena extraño?
Por si fuera poco, la policía decidió expresar su gratitud al fotógrafo Paul entregándole una medalla por sus servicios. El parque volvía a ser más seguro gracias a la mirada vigilante del fotógrafo. Habían detenido a un grupo de delincuentes Y habían conseguido salvar a un león que se recuperó totalmente y acabó reuniéndose con su familia. ¿Podría ser mejor? Pues sí.