Cuando el equipo se acercó a la guarida de los cazadores furtivos, la tensión en el aire era palpable y casi se podía oír cómo sus corazones se aceleraban a medida que se acercaban al escondite. El equipo rodeó sigilosamente el escondite, esperando la señal del detective para entrar.
Cuando llegó la señal, irrumpieron por la puerta, pillando desprevenidos a los cazadores furtivos. Se entabló una lucha encarnizada, pero al final se impusieron las autoridades. Lograron detener a diez cazadores furtivos en su escondite y también encontraron un enorme alijo de productos animales ilegales.