Su toque final fue un recorte a tamaño real de Harry Styles, que guardó en el armario, esperando el momento oportuno para sacarlo a la luz como susto final. A Stacey se le aceleró el pulso al pensar en el desarrollo de su plan: estaba lista para hacer que el apartamento pareciera realmente encantado.
A la mañana siguiente, Stacey se despertó antes de lo habitual. Se vistió para ir a trabajar, con el corazón acelerado por la expectación, mientras permanecía atenta a la puerta de su vecina. Cuando por fin la oyó abrirse, salió de su apartamento con una expresión de sorpresa al ver a su vecina en el pasillo.