A pesar del cansancio, Kevin se sentía realizado. Acababa de cerrar un trato importante, un recordatorio de por qué soportaba un trabajo tan exigente. La idea de un vuelo tranquilo por delante era una pequeña recompensa por sus recientes esfuerzos.
Casi pudo sentir cómo el estrés se desvanecía cuando el agente de la puerta de embarque anunció el embarque. Kevin se levantó de un salto, deseoso de relajarse por fin tras su agotador viaje. Pero al llegar al mostrador, la mirada de disculpa de la agente acabó con sus esperanzas.