Kevin garabateó una nota frenética: «Yo me encargo. Mantén la calma» Le temblaba la mano cuando le devolvió la nota al chico. Pero pronto se desató el caos cuando el cuaderno se le escapó de las manos y cayó al suelo con un ruido sordo.
El ruido despertó a la madre del niño. Su confusión se transformó rápidamente en irritación. «¿Qué está pasando?», preguntó indignada. «¿Por qué le habla a mi hijo? ¿Quién te crees que eres?