El silencio que siguió fue ensordecedor, y Kevin se sintió abrumado por la confusión y la impotencia. Lo único que comprendió fue que el niño estaba asustado, y que el número 35D era crucial para entender lo que estaba ocurriendo.
De repente, Kevin cayó en la cuenta como un rayo: ¿y si el 35D se refería a un número de asiento? La idea le produjo un escalofrío y añadió un nuevo grado de urgencia a la situación. Con una oleada de esperanza renovada, Kevin decidió investigar más a fondo.