Este hombre se hartó de patear asientos pero cuando se da la vuelta descubre un giro inesperado

La irritación de Kevin se desvaneció por completo, sustituida por una creciente sensación de preocupación. El comportamiento del chico era algo más que una simple molestia: era señal de un problema más profundo. Kevin sintió un fuerte impulso de intervenir y averiguar qué estaba pasando realmente.

Cuando los ojos del chico se cruzaron brevemente con los de Kevin, un destello de comprensión pasó entre ellos. Ahora estaba claro: el chico no sólo estaba molestando. Intentaba comunicar algo urgente, pero no se atrevía a hablar. El miedo estaba profundamente grabado en su joven rostro.