Este hombre se hartó de patear asientos pero cuando se da la vuelta descubre un giro inesperado

Cuando la azafata regresó con un vaso de agua helada, Kevin le dio las gracias y cogió el vaso con cuidado, sintiendo cómo el frío se filtraba a través del plástico. Discretamente, vertió unas gotas de agua del vaso en su mano.

La condensación formó pequeñas gotas que se deslizaron por sus dedos, señal de que había llegado el momento de ejecutar su plan. Respirando hondo, Kevin se preparó. Colocó la taza con una precisión calculada, apuntando en la dirección general del asiento del chico.