Kevin Sinclair se removió en su asiento, tratando de encontrar cualquier atisbo de comodidad en el reducido espacio. Después de una semana agotadora de reuniones consecutivas y plazos ajustados, ansiaba un descanso. Había estado esperando con impaciencia este vuelo como una breve escapada de su agitada vida laboral.
Cuando la voz del capitán sonó por el intercomunicador anunciando la salida del avión, Kevin suspiró profundamente. El tono tranquilizador era un pequeño consuelo en la abarrotada cabina, señal del comienzo del viaje y de la oportunidad de desconectar de una semana agotadora.