Este hombre se hartó de patear asientos pero cuando se da la vuelta descubre un giro inesperado

Empezó a pensar en estrategias para detener las incesantes patadas sin agravar más la situación. Decidido a calmar la situación, Kevin intentó un enfoque diferente. «¿Qué tal si buscamos algo divertido para que hagas?», sugirió, forzando una sonrisa. «Tengo un lápiz y un cuaderno con los que puedes dibujar»

Pero justo cuando Kevin metió la mano en su bolso, el niño le dio un manotazo al cuaderno, haciéndolo volar. El acto fue repentino, lleno de una intensidad que Kevin no esperaba, como si el miedo del chico hubiera superado cualquier sentido de la razón.