Este hombre se hartó de patear asientos pero cuando se da la vuelta descubre un giro inesperado

Al lado del chico, había una mujer sentada con los auriculares puestos, la cabeza apoyada en la ventanilla y los ojos cerrados. Claramente perdida en su propio mundo, era completamente ajena a la conmoción. Estaba absorta en su teléfono, ignorando las travesuras de su hijo.

La madre del niño no levantó la vista ni le reprendió. Estaba concentrada en su propio mundo. El niño continuó con su comportamiento disruptivo, aparentemente sin control. Kevin suspiró, tratando de recordarse a sí mismo que sólo era un niño. Seguramente, el niño se cansaría pronto.