¿Alguien puede ayudar? Un hombre herido se desploma en una calle atestada de gente

Intentó pedir ayuda, pero su voz no era más que un débil susurro que se perdía fácilmente entre el ruido de la bulliciosa ciudad. Su mente era un mar turbulento de desesperación e impotencia, y cada pensamiento era un grito de auxilio.

«Por favor», deseaba desesperadamente en sus pensamientos, «que alguien, cualquiera, me ayude» Al otro lado de la calle, Amanda James, una decidida empresaria local conocida por su eficiencia y su aguda concentración, se dirigía hacia su cafetería favorita.