Cerca de allí, un grupo de estudiantes universitarios, con sus voces llenas de risas despreocupadas y bromas animadas, se movían por la acera atestada de gente con una sensación de exuberancia juvenil. Sortearon el cuerpo tendido de Joe con la misma facilidad con la que pisarían un objeto perdido en su camino.
Para ellos, Joe no era más que un obstáculo que interrumpía momentáneamente su alegre camaradería. Más adelante, una mujer joven, consumida por el implacable ritmo de un podcast motivacional que sonaba en sus auriculares, apenas se percató de la presencia de Joe.