¡Una mujer de 82 años limpia el taller de su marido y descubre un oscuro secreto familiar que cambiará su vida!

El rostro de James estaba contorsionado por la confusión y el dolor. «Cuando por fin terminó mi condena, yo tenía 51 años. Había pasado más de la mitad de mi vida entre rejas. El mundo había cambiado tanto que me sentía un extraño en él. Pero una cosa permaneció constante: mi deseo de encontrar a John»

«Cuando me pusieron en libertad, empecé a buscar en archivos antiguos y a ponerme en contacto con cualquiera que pudiera haber conocido a John. Era una posibilidad remota, pero estaba decidido. Tardé bastante en dar con su número»