Mientras permanecían juntos, con el sol filtrándose entre los árboles, Melissa sintió una profunda sensación de paz y esperanza. El futuro, antes nublado por la duda y el miedo, parecía ahora brillante y lleno de promesas.
Con Paul a su lado y su bebé en camino, sabía que podrían enfrentarse a cualquier cosa juntos. El chalé era algo más que una casa: era un símbolo de su amor y su compromiso, y un nuevo comienzo para su familia.