Una oleada de náuseas la invadió. Se agarró el vientre, como si le hubieran arrancado el suelo de debajo de los pies. Paul abrazó a la mujer, su familiaridad era inconfundible. Se quedó paralizada detrás del árbol y los vio entrar.
Los peores temores de Melissa se derrumbaron a su alrededor. La traición le corría por las venas y el dolor casi la hizo caer de rodillas. Había imaginado muchos escenarios, pero ver a Paul con otra mujer fue una daga en su corazón.