Un hombre sale a «pasear» todos los días. Cuando su mujer le sigue, llama inmediatamente a un abogado para pedir el divorcio

Los largos paseos de Paul por el bosque hacían que Melissa perdiera la cabeza. Cada tarde, le veía marcharse con una sombra de temor y curiosidad tras de sí. Las preguntas sin respuesta corroían su cordura.

Cuanto más se alejaba Paul, más se fortalecía la determinación de Melissa. No podía soportar otra noche sin dormir, preguntándose y preocupándose. Tenía que saber la verdad. Una fría mañana, incapaz de aguantar más, Melissa decidió seguir a Paul.