Las dudas anteriores de Kiara empezaron a desvanecerse al darse cuenta de que su inquietud podría haberse visto empañada por su intensa tristeza. Agradecida por la amabilidad del veterinario, se centró en disfrutar de sus últimos momentos con Shiro.
Sin embargo, unos fuertes golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Un vistazo al reloj reveló que había pasado media hora en lo que parecieron unos instantes. «Adelante», gritó Kiara, con voz temblorosa.