Un perro no deja de abrazar a su amigo antes de dormirlo: la razón te dejará sin palabras

Al ver que nadie respondía, volvió a llamar, con el corazón acelerado al intentar abrir el picaporte, pero se encontró con que el despacho estaba vacío. Una oleada de frío temor la invadió. Se dirigió a la recepcionista con la voz temblorosa por la urgencia. «¿Dónde está el Dr. Wilson?», preguntó con la mente en blanco.

La recepcionista levantó la vista, sorprendida. «¿No estaba contigo, Susan?», preguntó, frunciendo el ceño. «No ha pasado por aquí» El pánico se apoderó de Susan y Ruby, que intercambiaron miradas frenéticas. «Tal vez haya salido», sugirió Ruby, aunque su voz estaba teñida de incertidumbre.